Carlsen alza la voz y frena el regreso de Rusia (Damas y Reyes, by Federico Marín Bellón)
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¿Es correcto que vuelvan los equipos rusos a las competiciones internacionales? ¿Debería la FIDE castigar a otros países por la política internacional de sus gobiernos? No tengo respuesta a estas preguntas. Lo único que tengo claro es que la voz de Magnus Carlsen todavía tiene un peso enorme en el ajedrez mundial. Durante la Olimpiada de Budapest, el noruego fue premiado por la FIDE, que lo eligió el mejor jugador del siglo. Le entregó su galardón Arkady Dvorkovich, algo más que un simple ciudadano ruso, pero el excampeón, todavía número uno del mundo, no se mostró agradecido precisamente.
En su breve discurso de aceptación, Carlsen dijo dos cosas importantes: que Garry Kasparov merecía más el premio, lo que podríamos discutir hasta el alba, y que si él no es partidario de levantar las sanciones a la Federación Rusa de Ajedrez. Poco después, la Asamblea General de la FIDE debatía sobre eso mismo y, aunque se abrió la puerta a los niños y a los ajedrecistas con alguna discapacidad, el plan ruso de enterrar el castigo, que la Federación había hecho suyo, tendrá que esperar una ocasión mejor. |
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